Hola
perdidos! Ya ha empezado la Semana Santa, ¿Sabéis lo que significa?
Yo tampoco. Pero lo que si sé es que tengo bastantes cositas
preparadas y las iré subiendo poco a poco. De momento os dejo con
una nueva reseña.
Ya
está siendo tradición esto de reseñar lecturas obligatorias, pero
oye tendré que aprovechar. Esta vez se trata de la lectura del
tercer trimestre de castellano y es Las
bicicletas son para el verano,
una obra teatral clásica hispana.
Título:
Las
bicicletas son para el verano
Autor:
Fernando
Fernán-Gómez
Editorial:
Vicens
Vives
Fecha
de publicación: 1984
Saga:
-
Páginas:
265
Precio:
11,50
Nacido
en el seno del teatro, durante una gira por América de la compañía
María Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza (1921), Fernando
Fernán-Gómez fue educado en Madrid, en el barrio de Chamberí,
escenario y microcosmos de la guerra civil española en su obra Las
bicicletas son para el verano. Su vocación infantil fue doble: la
interpretación y la escritura, pero si públicamente se inclinó por
la carrera de actor, nunca dejó de escribir y, desde luego, de leer.
A la consagración popular que ya tenía como actor se une el
prestigio de un gran escritor, miembro de la Real Academia Española.
Los primeros poemas y narraciones breves dieron después paso al
teatro: su drama La coartada tuvo un accésit en el Premio Lope de
Vega, que luego ganaría con Las bicicletas son para el verano
(1984), considerada como su obra maestra. Esta edición, precedida de
una introducción de Eduardo Haro Tecglen, en donde estudia la
producción y la vida de Fernando Fernán-Gómez, se completa con un
apéndice documental y propuestas de lectura de la obra, una de las
más importantes de la literatura dramática española.
La
historia se sitúa en el periodo de la Guerra Civil Española cuando
dos niños jugando en el campo cuestionan si podría haber una guerra
en medio de España, en Madrid.
LUIS:
¿Te imaginas que aquí hubiera una guerra de verdad?
PABLO:
Aquí no puede haber guerra por muchas razones.
LUIS:
¿Por cuáles?
PABLO:
Pues porque para una guerra hace falta mucho campo o el desierto,
como en Abisinia, para
hacer trincheras. Y aquí no se puede porque estamos en Madrid, en
una ciudad. En las ciudades no puede haber batallas.
LUIS:Sí,
claro. Tienes razón.
Nada
como la ingenuidad de un niño, ¿verdad?
Lo
que no sabian Luís y Pablo es que no tenían razón y dentro de nada
estallaría la guerra en la Ciudad Universitaria. Mientras tanto la
obra nos muestra varios escenarios en los cuales la família de
Luisito se desenvuelve y nos deja ver como eran aquellos años de la
España profunda.
Doña
Dolores, la madre del niño recibe constantemente visitas de la
vecina Doña Antonia, que se lamenta de lo pobres que son y intenta
que su vecino Don Luís enchufe a su hijo en el banco. La hija mayor
del matrimonio, Manolita se dispone a trabajar como artista después
de que cerrara la academia donde estudiaba y Luisito intenta reprobar
física a la vez que lee novelas. Entretanto la criada María se
encarga de la casa.
Eso
podría resumir las semanas en casa de Luis, pero poco a poco la
rutina empieza a cambiar. La radio es la clave, hasta los hijos de la
vecina se reunen junto a ella con miedo a lo que dirá. El ambiente
se está transformando y muchos colegios y negocios cierran. En las
calles se huele la discordia. Hasta que un día en plena velada
familiar Luisito recibe un tiro desde la calle que casi acaba en
tragedia. La guerra ha estallado.
He
podido presenciar de forma omniscinte el día a día de una família
española de los años 30, antes y después de la guerra. El miedo,
la desesperación, la hambruna, la esperanza... Podría seguir y no
pararía. Un sinfin de emociones las que vivieron y las que me
provocaron a mi. Una
familia que lo tuvo todo, y todo se redució en nada.
También
he visto a crecer a Luisito durante la novela ya que empieza con
catorce años y acaba en la mayoría de edad. La guerra no paró sus
hormonas sino lo contrario. Al no poder salir de casa se entretenía
con la criada o con sus novelas verdes. Aunque hay que decir que el
chico estaba hecho un poeta y no perdía oportunidad para hacer
alguna rima a las chicas.
Gracias
a esta novela puedo entender infinidad de cosas tanto políticas como
costumbres de hoy en día. ¿Por qué las personas mayores no dejan
ni una miga en el plato? ¿Por qué las abuelas sacan del plástico
las lentejas y las esparcen en la piedra de la cocina? Pero sobretodo
me he puesto en situación y he reflexionado sobre los
acontecimientos. Sabiendo lo malas que son las guerras, ¿por qué
estamos permitiendo lo que pasa en países como Siria? Y lo que es
peor, ¿por qué no se les ayuda?. Son preguntas sin respuestas
coherentes.
Definitivamente
este libro queda recomendado cien por cien. No hace falta que lo diga
¿no?